El Código tiene la intensión de servir y señalar las normas a seguir con las personas que han recibido el calificativo de “ovejas negras”, con el propósito de mostrar los aspectos positivos y negativos de tal conducta, e indicar pautas de comportamiento ético y moral para que haya acuerdos en el núcleo familiar.
Va dirigido a orientar e identificar derechos, responsabilidades y obligaciones con el ánimo de que las relaciones afectivas se basen en el respeto recíproco.
El Código espera contribuir al mejoramiento de la calidad de vida en el entorno familiar, sirviendo de guía y despertando conciencia de que hay reglas de convivencia que se deben seguir venciendo las diferencias que puedan dar lugar a maltratos infundados.
El Código aspira despertar el interés colectivo y que se le saque el máximo provecho, teniendo en cuenta que las personas son sujetos de derecho.
Las disposiciones de este Código están orientadas por criterios, y conceptos, que buscan que haya una mejor convivencia en familia.
El Estado debe garantizar el derecho a un sano acuerdo entre sus integrantes, respetando los mandatos consignados en la Constitución Política de cada país.
En el libro se da el calificativo de “oveja negra” en dos sentidos a la persona que no sigue las ideas de un colectivo y que es rebelde porque persigue una causa sana, impulsado por su juventud, pero al mismo tiempo a quienes son inconscientes e intransigentes de manera injustificada y perjudican a los demás integrantes de la familia sin motivo justificado, afectando la sana convivencia familiar, indiferente de la edad que tengan.