El aborto es un drama social que aqueja a la humanidad y la persona que se practica un aborto es víctima de su decisión , ya que el proceso está restringido por las condiciones sociales, la pobreza, el abuso sexual, la promiscuidad y la marginación entre otros.
Con medidas radicales se reproduce en la clandestinidad, pero con medidas laxas pueden suceder que se vuelva una “carnicería humana”.
La legalización o no es una decisión que corresponde a los Estados mediante acciones morales, éticas y jurídicas para proteger tanto al no nato como a las mujeres que no desean tener hijos, bien sea por situaciones adversas o porque no consideran que sea el momento adecuado.
Es posible que con la legalización del aborto se desmantelen organizaciones criminales que se lucran de dicha práctica, pero al mismo tiempo se estimule la promiscuidad con los abortos sin restricciones.
En el Código se plantean algunas tipologías sobre las conductas individuales tanto de quienes se practican abortos como quienes, lo promueven y quienes llevan a cabo dicha acción que puede ser o no criminal dependiendo de las circunstancias que lo motivan.
El código moral sobre el aborto tiene el reto y la responsabilidad de interactuar armónicamente con la sociedad. Es por ello que se debe gestar la construcción de valores fundamentales que tengan como resultado la formación de personas integras.
Está orientado a analizar los comportamientos de aquellas personas que promueven las prácticas abortivas en mujeres que no desean tener hijos por una u otra razón y, en profesionales que se lucran de dicha práctica, enfatizando en los derechos, deberes, prohibiciones y obligaciones.
Espera servir de guía para despertar conciencia en las personas de que existen unas reglas a seguir y, ayudar a vencer las barreras que pueden dar lugar a injustas discriminaciones.