En muchas de las manifestaciones más significativas del siglo XX podemos reconocer hasta qué punto Freud y el psicoanálisis han dejado su huella. Desde las terapias psiquiátricas y psicoanalíticas hasta la educación infantil, la sociología, las artes figurativas, la literatura, el cine y un largo etcétera.
Hoy, con este libro, seguimos reflexionando en forma apasionada sobre el legado que recibimos, como una exigencia vital e insoslayable.
Tánatos está siempre presente, con distintos ropajes, y esa amenaza nos convoca a apelar a Eros con nuestras reflexiones que plasmamos en escritos.
¿Por qué escribimos? "Nadie escribe para asegurarse la celebridad, que es algo transitorio, una ilusión de inmortalidad. Antes que nada escribimos para satisfacer algo interno a nosotros mismos, no por los demás. Evidentemente, si los demás aprueban nuestro esfuerzo, esto contribuye a aumentar nuestra satisfacción interior, pero, con todo, si escribimos, es por nosotros mismos, por compulsión interna". Freud, en una carta enviada a Marie Bonaparte.
"En el origen, la escritura era el lenguaje del ausente, la vivienda, el sustituto del cuerpo materno, esa primera morada que probablemente siempre se añorará, en donde uno se encontraba seguro y se sentía tan bien". Freud en El Malestar en la Cultura.