Bajo la Luz y la Sombra del Dragón

Archeduz, nacido en el Reino de Racim, desde niño mostraba un interés fuera de lo común en conocer la historia de su mundo. Crece y su conocimiento y genialidad llaman la atención del Consejo de aquel Reino. En poco tiempo, gana la admiración de casi todos. Archeduz hablaba sobre la formación de los reinos y la creación de las ciudades, que se habían originado de aquellos por cesión de tierras. Sus historias mostraban no solamente las batallas, los héroes y el coraje, sino también los defectos, como traición, despotismo y sed de poder. Alzado a principal Consejero del Rey de Racim, fomenta la envidia del soberano en relación a la próspera Ciudad de Haven, nacida de las tierras de aquel reino.

Desde ese momento, una serie de eventos culmina con la destrucción de Haven, de Racim y de dos reinos más, donde estaban involucrados ejércitos que pertenecían al propio Archeduz.

Con aquellas tierras tomadas por el caos y por el distanciamiento entre reinos y ciudades, Tiberio, el gobernante de la Ciudad Alta, es asesinado y su hijo, Daniel, se vuelve prisionero de Archeduz, dejando desesperada a Alisha, su hermana.

Por la necesidad de rescatar a Daniel y casi sin esperanza, Lucius, el mago que vivía en la Ciudad Alta, busca la figura — legendaria para muchos — de un dragón en la cima de una montaña al norte. De aquel encuentro, Lucius vuelve no sólo con la solución para que Daniel fuese retirado de las manos de Archeduz, sino también con el hijo del dragón que, recién nacido bajo el “signo del sacrificio”, precisaba cumplir su trabajo.

Ahí, tiene inicio la lucha de la Ciudad Alta contra Archeduz.

Un dragón que recibe el nombre de “Drako”, crece cada día y comienza a hablar y aprender cosas del mundo de los humanos — entre ellas, las que lo hacían ser llamado de “monstruo” y de “asesino de hombres”; la insanidad de Alisha y el amor, escondido a duras penas, que hay entre ella y Daniel; la necesidad de la Ciudad Alta en convencer cualquier reino o ciudad a unirse para enfrentar a Archeduz; el dolor avasallador de Dormund, Rey de Althea, que lo hacía ahogarse en vino para huir del dolor de la muerte de su hijo y de la Reina; la revuelta interna de Rashmad, el comandante del ejército de Althea; el drama existencial de Drako que descubre, inocentemente, no pertenecer al mundo humano, y su capacidad de premonición; el dolor de Alisha, Daniel y Lucius, incapaces de revelar a Drako su origen y su nacimiento bajo el “signo del sacrificio”.

Sobre ese paño de fondo, se presenta el coraje de pocos contra la fuerza de muchos, hasta la revelación final del misterio que involucra Alisha y Archeduz.

Pero todo con un poco de humor, porque nadie es de fierro.

Ni incluso Drako.