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He aquí, me paro en la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en él y hablaré con él, y él conmigo." Apocalipsis 3:20 KJV
El Señor quiere una relación con sus hijos. Está llamando a sus corazones, esperando que se les permita entrar. Todo lo que tenemos que hacer es abrir esa puerta a nuestro corazón y permitirle entrar, y lo hará. Ha habido muchas pruebas por las que nos ha hecho pasar. A veces en la vida, nos encontramos en situaciones, dificultades, incluso una enfermedad donde el médico puede haber dicho, no hay nada más que pueda hacer. ¿Sabes que no tiene la última palabra? Podemos encontrarnos a nosotros mismos por la gracia, la misericordia y el amor asombroso de nuestro Padre Celestial.