Lo llamamos amor y se siente como amor, pero la más estimulante de todas las emociones humanas es la hermosa forma que tiene la naturaleza de lograr mantener viva y reproduciéndose a la especia humana. El planteamiento es bastante sencillo y consta de 3 actos: nacimiento, reproducción y muerte. Como en toda obra teatral el segundo acto es donde se desarrolla la mayor parte de la trama y es acá donde las decisiones que tomamos y que consideramos de libre albedrío están dirigidas por nuestros instintos de supervivencia y perpetuación, que datan de hace millones de años. Como somos dueños solamente de la mitad de los genes que se requieren para crear a otro ser, nuestro vehículo a la inmortalidad, una vez que alcanzamos la maduración sexual salimos a buscar a una pareja que presente señales (a nuestro entender genético) de buenos genes. Se ha postulado que en cada en uno de nosotros esto se concreta en el desarrollo de un "mapa del amor" y que consiste en una serie de circuitos cerebrales que determinaran cuales características sexuales nos atraerán y, en términos generales, nos llevará a enamorarnos de un tipo de persona en vez de otra.