¿Qué es orar?, se preguntarán los corazones inquietos,
anhelantes de descubrir los misterios más recónditos·
Es un diálogo profundo con el Creador del universo,
una sinfonía del alma que resuena en cada verso.
Orar es abrir las compuertas de nuestro ser más íntimo,
exponernos ante la presencia infinita, en un acto de amor místico·
Es desnudar nuestros pensamientos, nuestros anhelos y temores,
sin máscaras ni pretensiones, ante el Hacedor de todas las flores.
Es un acto de humildad, de reconocer nuestra pequeñez,
frente a la majestad del Señor, que todo lo ve·
Someternos con reverencia a Su sabiduría eterna,
aunque nuestras mentes finitas no la comprendan por completo en su esencia.
Orar es confiar en los designios divinos, aunque no los entendamos,
entregar todas nuestras cargas a Aquel cuyos hombros las sostengan·
Es buscar refugio en las tormentas de la existencia,
un faro que ilumine nuestro sendero con Su divina asistencia.
¿Qué es orar? Una práctica transformadora,
que nos moldea y nos eleva, como el alfarero a la vasija·
Permitir que la gracia divina fluya en nuestras venas,
hasta que nuestras almas se conviertan en moradas eternas.
Un vínculo sagrado, un lazo inquebrantable,
que nos une con el Creador, de manera inefable·
Un camino hacia la plenitud y la trascendencia,
donde encontramos paz, propósito y la divina presencia.
Orar es sumergirse en las profundidades del misterio,
explorar los vastos reinos del espíritu, sin tener que partir de este hemisferio.
Es una danza mística del alma con lo Eterno,
una sinfonía celestial que resuena en cada ser humano.
Así que abre tu corazón, deja que tus labios se deleiten,
en este acto sublime que al Hacedor complace·
Ora sin cesar, con fe inquebrantable,
y descubrirás la grandeza de lo inefable.